miércoles, 10 de marzo de 2010

Crisis de valores

Me da la sensación de que la sociedad en la que me ha tocado vivir sufre, más allá de una grave crisis económica, una gravísima crisis de valores.
Siempre he oído historias de boca de familiares y amigos de cierta edad sobre una época de cierto respeto a personas que, bien por sus estudios, dedicación, logros personales o por simple y llana educación, eran tratadas con dignidad y respeto.
De ningún modo justifico situaciones en las que lo que decía el médico del pueblo iba a misa, o la opinión del sacerdote de turno era la que importaba, ni siquiera pretendo insinuar que alguien con estudios o mas edad deba ser considerado "superior", que no lo es, ni lo contrario, que alguien que no haya estudiado o que esté en el paro deba ser tratado de "inferior".
Sin embargo parece que la situación ha dado un giro de 180 grados. Los estudiosos son considerados como poco más que bichos raros. Los fieles a su pareja, son unos ñoños y unos calzonazos (los que lo proclaman siendolo oiga, porque luegos los que van de machos ibéricos no se comen un rosco). Si en cierta conversación alguien dice alguna palabra esdrújula los demás lo miran con cara que solo puedo describir como una mezcla de sorpresa, desprecio y sarcasmo, aunque sepan sobradamente lo que signifique dicha palabra, pero que nunca se atreverían a usar por un más que justificado miedo al rechazo.
Pero esto no queda ahí.
Otrora, los mayores eran considerados fuente de sabiduría, aunque no hubieran tocado un libro ni por accidente, simplemente por la dilatada experiencia de la que hacían gala, mientras que hoy son considerados como poco más que una molestia.
Cuando alguien menor de 50 años proclama con orgullo que va a misa, se le mira con extrañeza "¿como pierdes el tiempo con eso?".
Y lo peor de todo es que en la mayoría de las ocasiones, esas personas se ven casi obligadas a ocultarse, a mostrarse de una manera diferente delante de amigos, compañeros de trabajo, etc. para encajar, para no sentirse denostados de la triste sociedad actual.
A todo ello debo añadir la pérdida, sobretodo en los más jóvenes de algo que considero vital: la curiosidad. El tener inquietudes, querer saber como funciona un aparato o mecanismo, quien era tal personaje, o cual es la relevancia real de una noticia, es lo que lleva a formar una personalidad capaz de amoldarse a todas las situaciones de la vida. Personalmente, no me considero más listo ni mas tonto que nadie, pero soy alguien con mucha curiosidad. Cuando una persona me habla de un tema que conoce bien, y yo no (algo a lo que no hay que tener miedo de admitir) intento aprender todo lo posible.
Quizá el mayor problema hoy en día es que todo es demasiado fácil, y cosas que antes eran impensables de conseguir para el pueblo llano, desde una televisión o un coche hasta una buena educación, están ahora al alcance de cualquiera, y no son realmente valoradas.
Concretamente en el caso de los más jóvenes, se puede apreciar objetivamente el aumento del fracaso escolar, y los que consiguen terminar los estudios, se quedan ahí, sin intentar llegar mas lejos en conocimientos, valores, etc., sin desarrollar apenas herramientas sociales. Me da la sensación de que el umbral de la satisfacción personal hoy en día se encuentra muy bajo.
Por supuesto no es el caso de todos y cada uno de ellos, pero si de una gran parte, y como suele decirse... "recoges lo que siembras".

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